La muerte es uno de los elementos más importantes de la religión egipcia, pero entendida como un estado de transición a la vida eterna, no como un final. Por eso, para los egipcios era importante tener una tumba, pues necesitaban conservar el cuerpo de los difuntos para su posterior renacimiento.
Para ellos, la existencia del mundo y sus habitantes dependía de la consecución de diferentes ciclos, como el ciclo solar o la crecida anual del Nilo. Así, la propia existencia humana era también algo cíclico, siendo la muerte un estado de la existencia y no un final.
Por otra parte, la muerte implicaba la separación del individuo en formas físicas y espirituales.
El cuerpo físico tenía que ser preservado tras la muerte porque se pretendía que posteriormente fuera el cuerpo eterno, la imagen perfecta del individuo. Además, su principal función era contener el ka y el ba del difunto porque para la resurrección su unión era fundamental.
El ka, considerado el doble del individuo, se relacionaba con la reproducción y representaba un vínculo con los ancestros. Durante la vida, era el responsable de las acciones del individuo, por lo que también está relacionado con su esfera social. Tras la muerte, era necesario alimentarlo para mantenerlo vivo y por ello las ofrendas depositadas en las tumbas están dirigidas a él.
El ba es considerado el “alma” del difunto, que se separa del cuerpo tras la muerte y puede visitar el mundo de los vivos y ascender al cielo con el dios sol.
El akh o “espíritu” es considerado una unión entre el ka y el ba, una manifestación de la transformación del fallecido en un ser eterno hecho de luz.
Por último, el nombre también es importante para la supervivencia del difunto porque era una expresión de la individualidad del propietario, distinguiéndole del resto. Además, era necesario que fuera pronunciado en diferentes rituales por los visitantes de las tumbas para hacer posible su supervivencia eterna.
Texto extraído de: BUENO GUARDIA, Miriam: “Private burials in New Kingdom Thebes: religious belief and identity”, Birmingham Egyptology Journal, 7, 2020, pp. 51-69. Descargar
Muy bien explicado 👌👌👌