La “Bella Fiesta del Valle” era un festival egipcio, que se celebraba en verano y que probablemente fuera la celebración más importante realizada en la necrópolis tebana. De hecho, es posible que incluso el difunto, antes de morir, hubiera celebrado esta festividad en la entrada de su tumba.
Era originariamente una fiesta relacionada con la diosa Hathor que después se vinculó con el culto a Amón-Ra, el dios tebano y nacional del Reino Nuevo.
La Fiesta duraba dos días y comenzaba con sacrificios religiosos y continuaba con una procesión que salía de Karnak e iba por la orilla oeste del Nilo con la estatua de Amón, que visitaba los principales templos funerarios reales, Deir el-Bahari y las necrópolis privadas. Ésta era encabezada por el faraón, quien iba acompañado por algunos familiares y sacerdotes y sacerdotisas de la diosa Hathor, así como por instrumentistas y otros personajes. Se trataba de un acontecimiento muy ruidoso, lleno de música que pretendía “despertar” a los difuntos para que se unieran al dios y a sus familiares. Los “peregrinos” llevaban consigo ofrendas florales para el dios y comida que era compartida entre los vivos y los muertos en la propia tumba, hecho que se refleja en las escenas de banquete representadas en las tumbas privadas del Reino Nuevo.
Durante la noche, la estatua de Amón descansaba en la capilla de Hathor del templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, en compañía de esta diosa, con quien se unía como símbolo de rejuvenecimiento, renovación y renacimiento. El viaje simbolizaba el ciclo del sol, entrando así tanto los muertos como los vivos en contacto con el dios Amón y borrando los límites entre ambos mundos.
Bibliografía: clic aquí.
Texto original publicado en: Bueno Guardia, Miriam: “La representación de la danza dentro de las escenas de banquete de las tumbas tebanas privadas de la XVIII dinastía egipcia”, Panta Rei. Revista Digital de Ciencia y Didáctica de la Historia, 2019, pp. 69-89. Descargar
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