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Carter y el descubrimiento de la tumba de Tutankamon

Actualizado: 17 sept 2023

La asociación entre Howard Carter y Lord Carnarvon había empezado unos años antes e incluso habían realizado descubrimientos relevantes, como la tumba tebana 15. Pero el 1 de diciembre de 1917 comienza el trabajo de Carter en el Valle de los Reyes tras la concesión lograda por Carnarvon.

El trabajo comenzó entre la tumba de Ramsés II y la de Ramsés IV. Cerca de este lugar se encontraba también la KV 55, una tumba de época amarniense que pudo pertenecer a la reina Tiye o incluso al propio Akenatón. Durante las labores de limpieza de esta zona Carter encontró depósitos intactos de Ramsés IV y numerosos ostraca con inscripciones.

En febrero de 1920 Carter trasladó la zona de excavación enfrente de la tumba de Merenptah, donde encontró otros depósitos intactos con una colección de trece vasos de alabastro que conservaban restos de aceites con inscripciones que hacían alusión al propio Merenptah y a su padre, Ramsés II.

A principios de diciembre del mismo año, Carter volvió a los restos de las cabañas de los obreros que había encontrado entre las tumbas de Ramsés II y Ramsés IV, pero por distintos motivos se vio obligado a trasladar las excavaciones a otros lugares del Valle. No volvió a excavar en la zona hasta noviembre de 1922. Empezaron a eliminar los escombros bajo las cabañas y el 4 de noviembre descubrieron los escalones que llegarían a la entrada de una nueva tumba. Carter decidió tapar las escaleras y escribir a Lord Carnarvon. "Por fin hemos hecho un estupendo descubrimiento en el Valle. Una tumba magnífica con los sellos intactos. Recubierta como estaba hasta su llegada. Enhorabuena. Carter".

El 23 de noviembre de 1922 Carnarvon y su hija llegan a Luxor y al día siguiente ya se había excavado la entrada a la tumba y se podía ver el nombre de Tutankamon en la parte inferior. Se excavó el pasillo de entrada a la tumba y el 27 de noviembre Carter escribía en su diario las siguientes palabras:

"Ha llegado el momento decisivo. Con las manos temblorosas he hecho una minúscula hendidura en la esquina superior izquierda. La oscuridad y el vacío, hasta donde alcanzaba la longitud de una vara de metal, indicaban que detrás no había nada... (...) Ampliando el orificio un poco, metí una vela y miré... al principio no pude ver nada... pero después, cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, empezaron a emerger de entre la niebla algunos detalles de la sala que había allí: animales extraños, estatuas y oro, en todas partes el resplandor del oro. Durante un momento... me quedé paralizado por la sorpresa y, cuando Lord Carnarvon, incapaz de soportar más el misterio, me preguntó excitado "¿Ve algo?", no pude más que emitir las palabras "Sí, cosas maravillosas"."


Descubre también mi vídeo en YouTube sobre este acontecimiento:


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