En primer lugar, cabe aclarar que cuando hablamos de “tumbas tebanas privadas” nos referimos comúnmente a las tumbas de altos funcionarios, personajes que formaban una elite entre la población.
Mientras que en otra entrada os hablé de su estructura, hoy me quiero centrar en su decoración.
El programa decorativo de estas tumbas privadas se organiza idealmente en un eje este-oeste, como un reflejo metafórico de la transición de la vida (este) a la muerte (oeste).
Esta decoración se encuentra realizada en relieve y, mayoritariamente, debido a la mala calidad de la roca de la montaña tebana, en pintura.
Por otra parte, el arte que decoraba estas tumbas no sólo servía para el placer estético, sino que tenía una finalidad determinada: crear un Más Allá ideal para que el difunto viviera allí eternamente. Así, las escenas tenían una función mágica y práctica.
En cuanto a la distribución de las escenas, que pueden ser funerarias, religiosas o biográficas, no existe una regla clara, pero sí determinadas tendencias que se repiten: normalmente, las escenas biográficas, profesionales, de banquete u ofrendas se encuentran en la sala transversal, mientras que las funerarias se encuentran en el pasillo o en la sala más interior, que también puede encontrarse desprovista de decoración.
Las pinturas de las tumbas tebanas datadas hasta la primera mitad del reinado de Tutmosis III son algo rígidas y arcaicas y se inspiran en el Reino Medio tanto en estilo como en temática. Sin embargo, ya al final del reinado de este faraón, se introducen temas nuevos, existe una clara influencia extranjera y el estilo se vuelve menos rígido y con una textura más rica.
Durante el reinado de Tutmosis IV se inicia un auge en la pintura que tendrá su punto álgido durante el reinado del faraón Amenhotep III, en el cual, además, se empiezan a intuir algunos de los cambios característicos de la época amarniense. Ahora las composiciones son más dinámicas y las imágenes están mejor integradas.
En el periodo de Amarna se produce un cambio en el estilo artístico hacia un mayor predominio de la línea curva, un mayor naturalismo y una mayor superposición de las figuras, que se integran mejor en las escenas. Estos cambios pueden rastrearse en algunas tumbas tebanas de la época o posteriores (recordemos que algunos altos dignatarios de la época construirán sus tumbas en los cementerios de la ciudad de Aketatón y no en la necrópolis tebana).
En época ramésida las pinturas tienen un tratamiento más de esbozo y, en algunos casos, perviven las innovaciones propias de la época amarniense.
Pero no sólo se produce un cambio estilístico en la decoración de estas tumbas, sino también temático.
Durante la XVIII dinastía, los detalles de la vida terrenal y los acontecimientos importantes vividos por el propietario de la tumba se vuelven más comunes en los relieves y pinturas funerarios. Son las conocidas como "escenas de la vida cotidiana". Tras el periodo amarniense, sobre todo a partir del reinado de Ramsés II, la decoración ya no se centra en el amor por el mundo material, sino en escenas y textos religiosos y funerarios. Por último, ya a mediados de la XX dinastía habían desaparecido de las representaciones la mayoría de motivos no sagrados.